Geología: Donde hoy está la cordillera de los Andes antes hubo llanuras e incluso un mar interior

El Mercurio, 18 de diciembre de 2013.

La imponente cordillera de los Andes frente a Santiago parece que fuera eterna e inamovible. Sin embargo, debido al permanente encuentro de la placa de Nazca con la Sudamericana eso está muy lejos de su realidad. Al contrario, recientes estudios revelan que 30 millones de años atrás gran parte de esa área estaba ocupada por llanuras tipo sabana, muy parecidas a las que pueden verse en África oriental, y que por entonces la gran cordillera se ubicaba donde hoy está Santiago.

Incluso, si retrocediéramos unos 200 millones de años veríamos que prácticamente esa misma área era ocupada por un extenso mar interior, limitado al oeste por una larga cadena de volcanes donde hoy está la cordillera de la Costa.

No es que esta última sea diferente o más antigua que la de los Andes, precisa el geólogo de la Universidad Andrés Bello Reynaldo Charrier, uno de los mayores especialistas en la geología andina. “En realidad, se trata de un mismo relieve que se ha ido modificando en el tiempo”.

De hecho, incluso antes de la formación de Gondwana (el gran continente que incluyó Sudamérica, África, Antártica y Australia), se ha encontrado en Chile evidencia de antiguas cordilleras.

En cambio, el valle central es de origen muy nuevo en términos geológicos (no más de 7 millones de años). “Antes, el paisaje de la Zona Central era más parecido al del Norte Chico, con cadenas montañosas de mar a cordillera, separadas por valles transversales”.

La diferencia la marcó el río Maipo, cuyo gran caudal provocó una importante erosión, que culminó con la formación de la depresión intermedia en esta zona. Lo establece un estudio publicado recientemente, que guió Charrier, pero que encabezó Marcelo Farías de la Universidad de Chile.

Y el proceso sigue, asegura. En unos millones de años más, el eje de la cordillera, marcado por la llamada línea de las altas cumbres, se habrá desplazado al oeste y estará en territorio argentino.

Las pruebas están prácticamente a la vista en el Cajón del Maipo, donde Charrier encabezó un taller en terreno.

“No se queden con ningún fósil”, advierte el investigador a los participantes, recordando que de acuerdo con la Ley de Monumentos Nacionales son propiedad del Estado y prohíbe su extracción sin permiso.

El primer punto de contacto con el pasado remoto es el área de Lo Valdés. Allí, remontándose por una ladera, con paciencia y buena vista es posible encontrar restos de conchas espirales de amonites, en su mayoría de unos pocos centímetros. Según la especie o ragos físicos de estos moluscos, es posible determinar en qué época vivieron. En este caso, entre 200 y 100 millones de años atrás.

Las paredes casi verticales de las montañas, en algunos tramos, alguna vez fueron suelo marino y es por eso que se encuentran restos fosilizados de estos animales.

Unos kilómetros más abajo, en la zona de El Volcán, los cerros muestran unos cortes transversales superpuestos. Son los distintos estratos de la llamada formación Abanico. Allí Charrier y otros investigadores de Chile y Estados Unidos han encontrado, en las últimas dos décadas, evidencia de mamíferos hace largo tiempo desaparecidos y que hace 30 millones de años habitaron extensas llanuras.

Lo más interesante es que este paisaje tipo serengeti habría surgido por primera vez aquí en Chile central.

“La clave está en la dentadura de los mamíferos, adaptada para consumir este tipo de pastizales, un rasgo que no ha podido ser encontrado en fósiles más antiguos en ninguna otra parte”.

Hasta ahora no ha sido posible encontrar restos completos de estos hervíboros, sino solo dentaduras o huesos aislados. La razón es que este paisaje de sabana fue arrasado por completo a causa de la actividad volcánica de hace unos 20 millones de años, la misma que daría origen a la cordillera de los Andes que vemos hoy.