Estudio colaborativo internacional apunta a revertir el declive mundial de tiburones
Por María José Marconi.
Los tiburones son uno de los grupos animales más diversos y al mismo tiempo más incomprendidos, ya que el conocimiento sobre sus hábitos y comportamientos es muy limitado. En las últimas décadas, se han reportado importantes disminuciones de población en numerosas especies, debido en gran parte a las actividades pesqueras, la degradación del hábitat y el cambio climático.
Para encontrar maneras de protegerlos, es necesario saber cómo se desplazan por los océanos para alimentarse; sin embargo, rastrear tiburones a través del océano abierto es sumamente difícil.
Por esta razón, un grupo de 73 científicos de 21 países, liderado por los investigadores Clive Trueman y Chris Bird de la Universidad de Southampton, determinó utilizar herramientas químicas -en este caso, isótopos de carbono- para seguir su pista. A través de la cadena alimenticia, los isótopos presentes naturalmente en el fitoplancton pasan a los tiburones, dejando un registro químico, una “huella” en sus tejidos según el lugar donde se alimentan.
“Si el animal se alimenta en el mismo lugar donde fue hallado, las señales de isótopos de carbono en el tiburón van a coincidir con el plancton, pero si el tiburón ha realizado un desplazamiento significativo en relación a dónde se alimentó y dónde fue hallado, las señales serán diferentes”, explica el Dr. Sebastián Klarian, investigador del Centro de Investigación Marina Quintay (CIMARQ) de la Universidad Andrés Bello y el único chileno que participó en este estudio, publicado en la revista Nature in Ecology & Evolution.
Implicancias para la conservación
Durante tres años los investigadores midieron isótopos en más de 5 mil tiburones de 114 especies de todo el mundo. El análisis arrojó que los tiburones de aguas costeras se alimentan localmente, cerca del lugar donde viven, con diferentes individuos especializados en diferentes hábitats. En cambio, los tiburones oceánicos se desplazan para obtener su alimento hacia áreas específicas de latitudes medias, cercano a los trópicos.
En los sistemas marinos, el impacto de un individuo está fuertemente influenciado por las interacciones de alimentación. “La mayoría de los tiburones son considerados depredadores tope, y por lo tanto claves para la estructuración, salud y biodiversidad de los ecosistemas que habitan. El desbalance energético en la cadena trófica y la desaparición de especies son consecuencia de la disminución de este grupo de peces”, señala Klarian.
En este sentido, los datos obtenidos en este estudio podrán ayudar a diseñar mejores medidas de conservación para los tiburones en todo el mundo, y con ello, contribuir a la estabilidad de los ecosistemas marinos.