[Prensa] Glaciólogo UNAB lidera estudio que pretende elaborar una reconstrucción climatológica de la Península Antártica

*El estudio se basa en la interpretación de la señal química que está contenida en el hielo y que tiene relación con distintos parámetros ambientales. Para esto se extraen testigos de hielo que permiten ver el pasado, analizando elementos químicos e isótopos de elementos como hidrógeno y oxígeno.

Fuente: Diario La Prensa Austral (Punta Arenas). Publicado el sábado 27 de febrero de 2016 (Acceder a la nota aquí). 

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Los investigadores Hanno Meyer (investigador del AWI) y Francisco Fernandoy (UNAB) utilizan una perforadora de testigos de hielos superficiales .Foto: La Prensa Austral.

Materializar la reconstrucción climática de alta resolución en la zona norte de la Península Antártica. Ese es el principal objetivo de la investigaciónque lidera el glaciólogo Francisco Fernandoy Pedreros. El estudio se basa en la interpretación de la señal química que está contenida en el hielo y que tiene relación con distintos parámetros ambientales. Para esto se extraen testigos de hielo que permiten ver el pasado, analizando elementos químicos e isótopos de elementos como hidrógeno y oxígeno.

El proyecto cuenta con el financiamiento del Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondecyt) y el apoyo logístico del Instituto Antártico Chileno (Inach). La investigación viene a ser la continuación del trabajo de doctorado que Fernandoy realizó en el Instituto Alemán de Investigación Polar Alfred Wegener (AWI). Los análisis anteriores comenzaron en estaciones meteorológicas en las islas Shetland, y a partir de ahí éstos se expandieron a la Península Antártica gracias a un trabajo colaborativo con científicos de otros países, particularmente alemanes.

Magallánico y glaciólogo

Francisco Fernandoy es magallánico y estudió en la Escuela República del Paraguay y el Liceo Salesiano San José. Emigró de Punta Arenas al egresar de enseñanza media y se incorporó a la carrera de Geología en la Universidad de Concepción hacia el año 1998. Fue en esa casa de estudios donde inició su trabajo científico en el continente antártico como investigador del proyecto “Estudio de la evolución del borde suroccidental del Gondwana”. Hacia el año 2007 se trasladó a Alemania a iniciar un doctorado en el Instituto Alfred Wegener y en la Universidad de Postdam. En concreto, su investigación de doctorado se centró en el estudio de la variabilidad climática en la región norte de la Península Antártica y la zona costera de Dronning Maud Land, en la Antártica Occidental.

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El Dr. Francisco Fernandoy en la Antártica. Fotografía: La Prensa Austral.

En la actualidad, Fernandoy es académico e investigador de la Universidad Nacional Andrés Bello, en Viña del Mar, donde lidera el Laboratorio Geoquímico de Análisis Isotópico. El proyecto que encabeza el glaciólogo oriundo de Punta Arenas está en su tercer año de ejecución y hasta ahora ha permitido recoger una serie de antecedentes de sectores representativos de la Antártica. De hecho, ha sido uno de los pocos investigadores que han llegado incluso al Glaciar Unión, ubicado a unos mil kilómetros del Polo Sur. Se trata de una de las bases temporales chilenas más cercanas al hito geográfico existente en el continente blanco.

El estudio plantea, entre otros aspectos, la obtención de testigos de hielo para apreciar las variaciones de parámetros ambientales. Al variar su composición química en profundidad, es posible reconstruir las condiciones ambientales del pasado. Aunque hasta ahora el equipo de trabajo cuenta con resultados preliminares, lo concreto es que -gracias al uso de técnicas geofísicas como el radar de penetración- se ha podido determinar el espesor del hielo en los lugares que se están analizando. El primer año del proyecto, por ejemplo, se determinaron  aspectos como espesor y topografía del fondo bajo el hielo. Y al año siguiente se consideró una segunda etapa de análisis mediante radar que permitiera mostrar la estratigrafía interna del hielo.

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Fotografía: La Prensa Austral.

Francisco Fernandoy comenta que el año 2015 fue el más caluroso registrado desde el siglo XIX, incluso a nivel mundial. Entonces resulta muy interesante averiguar cómo afectan los factores vinculados a las temperaturas en el sistema climático de la Península Antártica. “En el fondo, lo que queremos es leer el libro del hielo, para establecer si éstos son hechos que se repiten en el pasado o son algo extraordinario. Podemos lograr esto obteniendo testigos de hielo de mayor profundidad”, precisa.

Refuerza que el concepto general de su proyecto apunta a la caracterización de lo que está ocurriendo en la Antártica a partir de la variabilidad climática actual y gracias a registros de hielo de más profundidad. “Los últimos tres años hemos trabajado en entender qué es lo que nos dicen las señales químicas y las comparamos con parámetros meteorológicos y oceanográficos actuales. Por ejemplo, sabemos que la cantidad de nieve caída, refleja en parte la humedad y la temperatura del océano de la temporada anterior. Estamos en el fondo aprendiendo a leer la señal química del hielo e interpretar qué significa”, advierte.

“Eso ya lo tenemos desarrollado y la idea nuestra ahora es obtener un testigo de hielo más profundo e interpretar lo que vamos a encontrar en ese testigo. Para los años recientes, ya entendemos la correlación entre los registros meteorológicos de las estaciones y lo que vemos en el hielo. Entonces con este testigo más profundo iremos más allá de los últimos 30 ó 40 años, que es lo que está registrado en las estaciones meteorológicas de la Antártica. Si sabemos interpretar nuestros datos vamos a poder extrapolar esa información y vamos a poder avanzar en el pasado”, agrega.

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De izquierda a derecha: Hanno Meyer (AWI), Delia Rodriguez (Unab), Kirstin Hoffmann (AWI) y Francisco Fernandoy (Unab). Fotografía: La Prensa Austral.

Leer la señal química del hielo

El estudio incluye una serie de desafíos que, según Fernandoy, están dirigidos a “aprender a leer la señal química del hielo e interpretar qué significa eso. Ahí se podrá saber las variaciones climáticas de la región. Por ejemplo, saber si el hielo marino ha aumentado o retrocedido, si la humedad del océano aumenta o ha disminuido, o si la temperatura del aire aumenta o disminuye. En el fondo se trata de ese tipo de interpretaciones”.

El científico recalca la importancia de investigar los hielos para abordar el cambio climático. Esto, porque “el hielo es un indicador indirecto del clima. Es decir, la composición química del hielo se produce por las variaciones del clima. Entonces si tú puedes interpretar esas señales puedes reconstruir lo que pasa con el clima. Eso es lo que estamos tratando de hacer con los testigos de hielo. Ahí hay un montón de posibilidades de utilizar el hielo como indicador climático. Está el ejemplo de lo que hace Hanno Meyer (investigador del AWI) en el Hemisferio Norte, específicamente en Siberia, donde estudia estructuras periglaciares, que se forman en suelos congelados. Y entre ellas están las llamadas cuñas de hielo, en las que se van acumulando hielo año a año en capas y que se producen en primavera o verano por los deshielo. Entonces se infiltran estas cuñas y van creciendo. Esa es otra forma de interpretar los cambios del clima”.

En ese punto comenta que hay distintas escalas de evaluación. Y ahí también hay que considerar que a veces los cambios de clima no son sincrónicos entre el Hemisferio Norte y el Hemisferio Sur.